lunes, 15 de mayo de 2017

FULGOR O LEJANÍA


Cuando la noche se nos vuelve mano, 
mano terrosa de juntar verdades, 
hundida mano en cuenco de retama, 
o mano como cierzo de extravío; 

cuando la madreselva nos invita 
a componer con libros una torre 
para dormir --y luego despertar 
en otra torre, de ceniza y agua--; 

cuando, a pesar de la torpeza, somos 
sudor en las baldosas, y plegamos 
nuestros cuerpos o sombra del cariño: 

entonces la mesada de la carne, 
entonces vino y se sumó al olvido, 
entonces sombra y mano y madreselva 
son nuestros rostros, somos su consigna. 

27 julio 1997.-

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