jueves, 31 de diciembre de 2015

HAY UNA CANZONETA...

Hay una canzoneta 
que dice que la peste 
no viene sola: ayuda 
el morbo de los hombres. 

Tanto salterio, tanta letanía 
arruinan al humilde. 

Hay una canzoneta 
que dice que los hombres 
tienen mala costumbre: 
comen del pan de ayer. 

Tanto misterio, tanto protocolo 
arruinan al humilde. 

Hay una canzoneta 
que dice: el alimento, 
sea pan, sea vino, 
sólo en las horas tristes. 

Tanto desplante, tanta canzoneta 
arruinan al humilde. 

7 mayo 1997.- 

PREGUNTA Y PESADILLA

Dónde buscar tu frente luminosa, 
tus pómulos sin mancha, tu costado 
como viejo presagio de la luna, 
tu mano seca, tu mejilla clara; 
dónde seguir tu voz como reflejo, 
tu paso, tu arrogancia, tus marinas 
o ciervos de la noche, dónde tu arco, 
dónde tu raso, dónde tu semblante. 
(Y sigo en pesadilla, sigo en sombra, 
sigo perdiendo mi porción de duende, 
declina mi estatura, muere mi alma; 
y vago por pasillos sin cohortes, 
y me atormento en ansias sin destino, 
como sin hambre, miro por inercia.) 

6 mayo 1997.- 

SIMPATÍA EN EL MES DE MAYO

La dicha y la desdicha son hermanas 
que vienen cada tanto a visitarme, 
pero por turnos; una me sonríe, 
la otra me mira con mirada torva. 
Las dos se me presentan en ropaje 
y gesto desusados, y me pierden, 
una con la alegría del descuido, 
con altivez y menosprecio la otra. 
Yo me desvivo en darles la atención 
que se merecen, y compongo loas 
para las dos; pero es mi preferencia 
el dedicar poemas distanciados, 
ya jardinero en patio de cuchillos, 
a aquella que marcó mi desamor. 

5 mayo 1997.- 

ANÁLISIS Y APREMIO

(Preguntando a Quevedo.) 

No tengo tu colchón ni tu tibieza, 
no tengo el cuerpo ni la ropa tuyos. 
Cómo morar en un recuerdo torpe, 
recuerdo que se apaga en canaletas. 
Me faltan los acordes de tu sierpe, 
me falta incluso el beso de tu paso. 
Cómo mirar las manos en remojo (1) 
de ese retrato tuyo que es la luna. 
Sillbo sin dientes, como sin encías, 
el aire correrá dentro de poco 
por los pozos pulidos de mis órbitas; 
y mientras tanto se ausentó la dicha, 
funestas me transitan las semanas: 
me descompone el tiempo, y yo llorando. 

5 Mayo 1997, nochecita. 

(1) Pedido en préstamos a Ferrer.

jueves, 22 de octubre de 2015

MOJÓN QUINQUENAL

Vengo a la mesa de la charla en sombra, 
la charla del reloj del primer lustro, 
y me fatigo hablándole al espejo, 
y me muerdo las manos por costumbre. 
Sentado con la vos que no es de carne 
sino intangible, pido la ternura 
de una esperanza ciega, y recompongo 
mi voz y rostro contra la distancia. 
La taza se café se me presenta 
como tenida en brisa, y los criollitos 
se me desmayan intentando gracias; 
y la estación del alce se acentúa, 
y llueven monederos y bufandas, 
y me permito trompa de elefante. 

4 mayo 1997.- 

CUARTA EVOCACIÓN

Alguna vez, y muy pronto incluso, será descubierto el misterio de las pirámides. Ese día visitaré a mi suegra. ¡Salud! 
(M. R. P.) 

Gorda, 
vientre sagrado, 
emanación precisa de las algas, 
medida firme, adusta, 
elogio en tierra, 
arrojo de la sombra callejera, canyengue, 
gloria del orbe, 
te conmemoro y mido con la cinta 
tu estómago capaz, 
logro de vos el número divino 
y quiero la erección de una pirámide 
que fije con memoria tu proporción sublime. 
¡Magnífica, de pies incandescentes, 
de rodillas macizas, 
de gruesos labios! 

6 Mayo 1997.-

TERCERA EVOCACIÓN

¿Dónde estás, gorda, dónde tu mirada 
confecciona esta bruma sin sosiego? 
Mi paso pide besos, y el antojo 
de verte se transforma en simpatía. 
¿Dónde te fuiste, dónde tus caricias 
se pierden, prevenidas y distantes? 
Cuido mi labio de decir tu sombra, 
y me abandono a los recuerdos torpes. 
Porque tu faz brilló en la madrugada 
buscando con deseo mi estatura, 
y tu perfil luchó contra el rechazo; 
y ahora caigo en el embrujo inútil 
de querer encontrarte, de tenerte, 
de perseguir las aguas de tu piel. 

6 mayo 1997, 6 1/2 mañana. 

SEGUNDA EVOCACIÓN

Ya se hace de noche. Fumo mi cigarrillo gris, y extraigo valentía de mi soledad para evocarte, mi querida gorda camión, mi gorda gorrionazo. Mi lira es impropia de tu grandeza, de tu seriedad romántica, del fuelle que siempre preludia a tu paso. Respiro hondo, pido todo el aire de esta pieza humilde, y me dirijo a vos con los siguientes versos: 

¡Gorda divina, boca de compota, 
manos azules por tentar mi cuerda, 
cabello como de ángel, entrevero 
para el varón, colina chupasangre! 
¡Gorda distancia, gorda lejanía, 
abeto para el ojo de los tristes, 
paso gendarme, lucha de la sombra, 
gorda como nación, gorda verano! 
(Y yo que te deseo pa'l invierno, 
yo que sueño con tu alma de edredón, 
yo que pedí encontrarte, y no viniste...!; 
y vos, con tu sonrisa de fogata, 
vos y tu cuello, pasadizo grande, 
vos, entrevista, recordada ahora...) 

4/5/1997.-

martes, 20 de octubre de 2015

¡GORDA POTENTE!

(luego de una charla con Ch. sobre las necesidades de una gordita pa'l invierno) 

¡Gorda potente de los ojos turcos, 
la que admiró mi paso de tilingo! 
La noche te tragó como a una fruta, 
te fuiste a mi pesar, ¡gorda potente! 
La pollera celeste, el pelo suelto 
y negro, como danza de caobas... 
¿Qué fue de tu deseo, de esas ansias 
por exprimirme el pulso? ¡Gorda linda! 
Te fui a buscar un viernes, regresé 
a la mesa del bar en que te habías 
sentado a devorarme con los ojos. 
Vacía. Ni la sombra de tu peso. 
Entristecido, gris, tomé una copa 
de cerveza caliente, fumé un pucho. 

4 mayo 1997.-

SOÑADA MÚSICA DE ESTRÉPITO

¡Zumba, zumba, zumbadora, 
la música no se quema! 
Detonan cuatro platillos 
en mi espalda. No me olvides. 

¡Zumba, zumba, zumbadora, 
los violines enloquecen! 
Renacen cuarenta acordes 
con la vendimia. Te quiero. 

¡Zumba, zumba, zumbadora, 
película, mate y bombo! 
Cuatrocientas timbaletas 
se entretienen. Viejo amor. 

¡Zumba, zumba, zumbadora, 
quena que ardió, entristecida! 
Si cuatro mil cornetines 
salmodian, se va tu acento. 

2 mayo 1997, media mañana.

NEGATIVA Y PASIÓN

No te voy a llamar, no pienso darte 
tanta ventaja en eso del recelo, 
ni voy a visitar la desventura 
de recordar las noches de placita. 
No voy a referirme a la medalla 
de tu mirada, filo del deseo, 
ni voy a repetir que una tortura 
es lo más mío en mí de hace unos años. 
(Tortura de no verte con los ojos 
de aquel que sabe que es correspondido, 
tortura de no verte casi nunca; 
tortura fiel, ardida, cotidiana 
la de encontrar amada en cada puerta, 
y en el azul, y el agua, y el silencio.) 

1° de mayo 1997, medianoche.-

domingo, 18 de octubre de 2015

RAMALAZOS (PRIMERA APROXIMACIÓN A UNA METAFÍSICA DEL MATE)

Mirá la metafísica del mate 
ahí solita, sin que sus cultores 
muevan un dedo por vencer la mufa 
de la bombilla. Pava y poronguito 
observan la caída de la tarde 
con la sola defensa de los años 
y meten mano al bolso de la duda 
cuando inquieren qué fue de tus criollitos. 
¡Tus criollitos...! Amigos de la cama 
llena de migas, de comprar el diario 
para leerlo varias veces --siempre 
atentos a los chistes--, de las charlas 
sin el perdón de Dios, de las caricias 
hasta el desmayo, tiernas... ¡Tus criollitos...! 

26 abril 1997.-

DEFENSA ANTE MONTANARI


¿Muestrario de las formas conocidas, 
Álvaro amigo, ves en mis poemas, 
formas y formas que se desenvuelven 
en obvios mecanismos, con sosiego? 
Porque eso fue lo que dijiste anoche, 
eso de que conjugo los sonidos 
como al tun-tún, y que compongo el verso 
con ley reiterativa, muy anciano. 
Será una ley, pero es una ley honda 
la de decir amada, rostro, labio, 
la de volver a su canción, a su agua; 
será reiteración, será insistencia 
pero por hábito querido, como 
el del cultivo de una rosa blanca. 

II 

(Y si todo es la música precisa 
de su mirada, ramo para un sueño; 
si todo tiene sombra de su rostro, 
que encegueció mi paso y lo detuvo; 
si su mano formó la dentellada 
que nunca deja de segar mis ojos 
y les presenta toda forma lisa 
que, brisa o lejanía, la repite: 
¿cómo querés, amigo, que renueve 
mi verso, que hable, por ejemplo, de 
la guerra, los abrazos, cualquier tema? 
Si todo es una cifra silenciosa 
de la canción que toca una guitarra 
que nunca detendrá esa cantilena.) 

25 abril 1997.-

sábado, 17 de octubre de 2015

PIENSA HANS CASTORP

Atardecer, y la llanura, lejos... 
Atardecer, con este frío... Tanto 
tiempo que espero, y tu mirada, Clawdia, 
visita mi penumbra... Ya la fiebre 
ha subido. (Mi primo.) El pedagogo 
me habló, me confortó; con sus palabras 
elaboro una vaga teoría 
de tu regreso, de tu frente hermosa. 
¿Renacerá ese Carnaval lejano? 
¿Habrás de darme nuevamente el lápiz? 
¿Me abrumarás con tu francés del este? 
De mi niebla consigo una silueta 
frágil, precisa: fiel como el retrato 
del consejero. ¿Te veré algún día? 

24 abril 1997.- 
Poemas en torno a Clawdia

MONEDA Y CONSECUENCIA

1. 

Tu mano, tu canción, tu despedida, 
el lazo sin retorno de tu siembra, 
tus almanaques, roncos de nostalgia, 
la recuperación de tus recelos; 
tu sombra lisa, tu semblante adusto, 
la siega de tus ojos, tus cigarros, 
el vuelo detenido de tu frente, 
tu soplo sin descanso, tus emblemas: 
todo regresa en las catorce líneas, 
en las catorce dentelladas tristes 
al pan de la memoria, a su silencio; 
todo regresa, como un espejismo, 
como una emanación de las arenas 
en que divago: fiebre del soneto. 

2. 

Y la marea mueve las orillas, 
el páramo despierta al desamor, 
las cuchilladas marcan el sendero, 
la brevedad del álamo me sesga; 
y la sonata pobre del destierro 
combina melodía y epitafio, 
como cristales caen las cortinas 
de la otra cantilena, de las horas. 
Y caen las cortinas, y los cuadros, 
y todo libro, y cada maderamen, 
y aquel paisaje, y esa lejanía, 
para dejar al mundo abandonado 
a la miseria fría y sin destino 
de ser un tema subjetivo y mustio.

21 de abril de 1997.-

APUNTE SOBRE MÚSICA

La transparencia de un sonido exacto: 
collar de los mancebos de la noche, 
joya del alma que se entrega entera, 
racimo fiel, arbusto sin ropaje, 
alivio de los ojos, campanario 
de la estación perdida, de los alces 
que vienen y se van en la soltura 
de los fraseos, de los tres silencios 
de un rostro arremangado por la carne, 
cariño y dentellada, recetario 
insospechado y nuevo --siempre nuevo--, 
mano del diablo, piel de los oscuros 
o suave claridad de los sin pausa, 
lazo tendido, flecha del retorno, 
cigarro de la piedra, folletines 
y muescas; y llanuras, y recortes, 
y maderamen, y el azul, y dagas, 
y atardecer, y lijas, y baldosas, 
y rezos, y montañas, y la brisa. 

18 abril 1997.-

martes, 18 de agosto de 2015

LUCIDEZ A LAS OCHO DE LA NOCHE --OTOÑO--

Una pasión se acaba y otra nace, 
o es una sola, risa de la duda, 
y siempre la distancia, la sequía, 
raso y rastrojo, muérdago cansado. 
Una pasión se instala, la otra muere, 
siempre una sola, labio de la noche, 
pasión de la herejía, del secreto, 
de cinco dados --callan señalando--. 
Y vienen y me atacan, se santiguan 
y me abandonan, y los vasos crujen 
y dicen sus murmullos que me quieren, 
que quieren más, y el hábito precisa 
otro poema, y de este desamparo 
sólo logro agotarme de vigilia.

17 abril 1997.-

miércoles, 5 de agosto de 2015

POEMA INDAGATORIO

Cabellos azul, o tu medida cierta, 
tu paso, detenido en el alfanje 
pulido, receloso, de la noche, 
noche de luna llena, de silencios 
y pactos declarados, de diamantes 
que separan tu rostro de la brisa 
azul, desobediente, de la llama 
que cincela el precioso calendario 
de las edades de tu barro antiguo, 
aquel que marca plantas y baldosas 
para la siesta, aquel que recupera 
el gran abismo y la cosecha verde 
de la canción del olmo y su cayado, 
paso preciso, clave demorada 
en la modulación impredecible 
por la que vemos que los dos motetes 
de todo cuerpo nunca son iguales 
a los de cualquier otro, que son nuevos, 
y siempre, y sin embargo se repiten 
de amada a amada, huellas de un otoño 
que no se acabará, constelación 
común a cada rostro, a cada imagen. 

(16 abril 1997.-) 

FORMULACIÓN DEL ALMA

(soneto de la lluvia)
¿Y qué regresa cuando vuelvo al verso, 
cuando renacen las palabras frutos, 
cuando formulo las blancas edades, 
la brisa, los abetos, las distancias? 
¿Y qué regresará de mi recuerdo, 
o de mi vista, o de mis desencantos, 
qué recupero, qué logro enunciar, 
para qué son estas palabras de agua? 
Palabras como sierpes, como alientos, 
palabras torpes, relicarios dulces, 
pasiones, pensamientos, remembranzas; 
palabras detenidas, con dobleces 
o lisas, amalgama de la siembra 
de ayer y de mañana, de los labios. 

9/4/1997.-

lunes, 3 de agosto de 2015

CAFÉ CON LECHE EN ESTACIÓN MITRE

(irregular)

Máscara de los metales de la siembra, 
tu voz ya no inaugura el sueño, 
y hay que perderse en el umbral de anoche 
para recuperar la claridad deseada. 
Tu voz y tu disfraz 
si todos los temores se me presentan 
en doble rostro y con palabras de uno 
que nace a cada instante, 
que se refugia en el diván de las caricias 
en el que ya no puedo perseguir la noche; 
tu voz y tu disfraz, y el costado turbio 
que toda desolación promete. 
(Y callo mi cierzo por poder seguir 
el otro rostro de tu voz, nacido 
bajo el mal signo de la luna llena, 
y anoto la victoria sin ropaje 
de tu disfraz sobre mi canto seco, 
anotación sin mácula de tregua.) 

8 abril 1997.-

POEMA IDIOTA

No me nimbó tu boca de diamante. 
Por la esperada orilla 
del sueño o de la luz 
no regresó tu receloso paso. 
Tu boca de diamante 
no resolvió el azar de la pregunta 
que me detiene altiva. 
Tu receloso paso 
no caminó mi espalda como signo 
que condujera al alma de los ciegos. 

(Orilla del silencio, 
trazo de luz de la salida al este, 
conmemorado brillo, 
callada sierpe de dolor nocturno.) 

Si tu secreto finge la amenaza 
de la estación del ave, 
si tus armarios guardan la premura 
del rostro y del espejo 
--ranura firme de reseca boca--, 
tu simulacro forma la figura 
del déspota manchado; 
y si algo he de guardar, 
si algo es valioso como casa o niño, 
ya no es tu raso, ni tu valentía, 
teñida como estás por el rencor. 

¿Qué sucedió? ¿Qué gigantesco golpe, 
remolino de roca, 
rasgó de pronto tu elevada efigie? 
¿Qué muro, qué vasija, qué cuchillo 
te quitó el alma, 
raptó tu voz para llevarla lejos? 
¿Por qué razón tu paso adormecido 
ya no levanta brisa, 
ya no respeta mi ración de duende? 
¿Dónde quedó la aldaba 
de todos tus secretos? 
¿En qué rincón se demoró tu siega, 
ramo de cuerpos, carta de la noche? 

Tu voz, o tu semblante, disecados. 
Callo mis ojos por perder la magia 
de los días pasados, 
pero me queda su aire; 
de tu otra voz contemplo la belleza 
en fotos, en reflejos. 
Te negaré como a ocasión perdida. 

24/3/1997

jueves, 30 de julio de 2015

UN OLMO, UNA ESTACIÓN, UN PUENTE

Un olmo, una estación, un puente. 
Una pasión medida. 
El hábito confeso de esperar señales. 
Alma del cigarrillo. 

No todos tenemos manos de vivir, 
no siempre, ellas se apagan 
en la pronunciación de ciertos rostros, 
atanor de las lentitudes. 
No siempre se cultivan rosas, 
a veces las robamos en la noche del otro pecado, 
cajitas del metal 
que no nos sigue. 
/ (La distancia 
que separa mi piel 
de toda vereda mustia y entrañable, 
la fogata cruel que no termina de consumir mi mente 
y que la macera, la macera, 
la trepanación posible, 
el vuelo lúdico y doloroso de mis palabras, 
que se detienen en todo borde pulcro, 
la dilapidación del ojo, 
eterno comparsa de la respiración.) 
Maduración extraña 
del que no se persigna frente al ángel, 
del que quiere la estancia de la ruina, 
del que no obtendrá su ajolote 
al cabo de la extensa busca. 
Maduración ignota 
del que colecciona piedras pálidas 
que vibran al dorso, 
instaladas en la tristeza. 
No tengo el alfabeto de la sierpe, 
no tengo el alfabeto de la montaña, 
no tengo el alfabeto de ningún madero: 
ciega Estación, 
Olmo disecado, 
enmudecido Puente. 
(Me detendré en el tacto, 
en la transpiración, 
la torcedura, 
me detendré en un gesto 
usual, insuficiente, 
para intentar decir esa medalla 
que no voy a enterrar 
y que me mide.) 

5-3-1997

domingo, 26 de julio de 2015

CALLADA LA DISTANCIA

Hálito, o sudor, o sacrificio, o patrimonio bien medido. 
O la frontera pensada, o coches. 
En todo caso puentes, las vías de pasar, el prado, 
las cortinas de humo, las enredaderas, 
el precipicio al cual nos acercamos siempre, 
la máquina indefectible. 
O en todo caso no, correr, correr, correr, 
llegar o no llegar, siempre el olmo, 
correr, correr, correr, 
como si no fuera posible, 
como si toda estación fuera momentánea, 
como si una orilla condujera a otra, siempre la distancia, 
callada la distancia, siempre, 
siempre, acaso, nunca, 
la ruta de los rostros muertos. 

3-3-1997

HACHA DE DOBLE SIGNO

Tu rostro y tu disfraz, tu campanario 
y tu enajenación: camino siempre 
bajo ese vario signo, y la promesa 
de verte es más lejana que la daga. 
Miro mis pasos, veo mi derrumbe 
y me arrincono en la canción del este; 
si tu rostro me dice de la altura, 
de tu disfraz me ciega el espejismo. 
Y así me instalo en la jugada doble 
no de rememorar cruces y besos 
sino caricias y a la vez espantos: 
vahídos ciegos de los escondidos 
fantasmas del sopor, y el fiel desierto 
de la caída de tu velo azul. 

21/2/1997

jueves, 23 de julio de 2015

MONEDA IMPULCRA

El álamo se torna enredadera 
si la carroza de las cuatro sierpes 
corre y crepita por las vías arduas 
del mirar silencioso del conejo. 
O no, se torna fiel representante 
de las almas perdidas que no esperan 
el desentumecerse de las lianas 
de todo otoño de follaje triste. 
Álamo y muerte como monederos, 
como comparsas del duro teatro 
de los libros leídos en la sombra; 
álamo y vida, vida de los álamos 
que marcan la pradera indefinida 
en que los tigres gruesos se persiguen. 

20/2/1997

LÍMITE DE LA MARAVILLA

Un pétalo, una aldaba, un incensario, 
y la luz de tu otra colina vuelve; 
no ha de gemir el olmo en ese instante, 
ni se pervertirá la simpatía. 
Una canción, la piel, una fogata, 
y la luna tendrá su compañero; 
no será tarde, no será prohibido 
el nuevo nacimiento de tus ojos. 
(Pero al presente tu mirada muere 
en lazos apagados, y tu mano 
sigue la curva de los doloridos; 
pero al presente tu silencio cruza 
riberas de estupor y menosprecio 
por la sonora gema de la risa.) 

18 de febrero de 1997

SONETO DE SENTIR

Emoción honda, y desamparo triste, 
y besos y caricias desterrados, 
y precipitación de la amargura, 
y pacificación, y el entretiempo; 
y espera tibia, y caminata airada, 
y la brisa de noches con amigos, 
y volver al tiempo temido y grave 
de la doble premura de las fotos. 
Un árido sillón me inmoviliza, 
un libro como golpe detenido, 
son del metal de los amores turbios; 
y una cadena oscura, como sierpe, 
me devuelve el temblor y la embestida 
y la canción eterna de unos labios. 

22/1/1997

miércoles, 22 de julio de 2015

SER

Álamo sin voz; 
preciosa diadema ajada; 
decapitación insuficiente; 
lirio del metal insulso; 
vaso de líquido ambarino, abandonado; 
relicario o frontera; 
baldosas de la transpiración, siesta forzosa; 
el pasto predilecto de las aves; 
cuaderna de la muerte; 
cenicero mustio; 
patadas, pataleos; 
y la dorada siembra del otoño, las tienditas, el mate amargo en una habitación vacía, la seca pronunciación, el olmo. 

21/1/1997

DEFINICIÓN E INTENTO

"Monitos de la gracia, 
¡entorpeced mi ataque!" 
M. Rodríguez Pena, Canto a mi natalicio 

Sin pista cierta de tu derrotero, 

sin mapa de tu amor que confeccione 
pasos de sombra, vahídos inciertos, 
sin cofre del tesoro demorado; 
y sin embargo liso, luz, capullo, 
listo para el derroche, para el tiempo 
de la entrevista gema, para el alce 
y para la marsopa, circular 
como viejas medallas hedonistas, 
anticipado y fiel a la costumbre 
del beso sin reproche, panecillos 
de la estación florida; y sin ambages, 
cuchillo que no mata y que no muere, 
cabecilla del Grupo del SIlencio, 
enamorado de la propia sombra, 
garúa fina de las contorsiones 
enumeradas por la clara noche 
del silbo de los labios que no callan 
y que no ocultan sus estratagemas, 
finísima carilla y su reverso, 
sistema seco, declarado pacto. 

10/1/1997

REDES

"Tres redes blancas en mi pensamiento" 
M. Rodríguez Pena 

Tengo las redes de tu despedida. 

Indómitas, se mueven cuando quieren, 
y almacenan un tiempo sin retorno. 
Las miro, sigo sus declives suaves, 
montañas de la paz cuando dormitan, 
o las persigo si se sobresaltan, 
o me capturan si me intranquilizo. 
Y así quedamos: nunca la confianza 
y siempre los rastrojos de la duda: 
si se formó esta red con la desdicha, 
o con recuerdos, y si se desarma 
con tiempo, o con olvido, o con la muerte. 

5/1/1997 

BOCETO FIEL

Y los que no son capaces de distinguir placer de goce, 
y se abandonan a la confusa experiencia, 
han sido representados en tu cuadro, 
oh angélico, lienzo laborioso 
con que compensas la sutil tarea 
de esos descarrilados. 
La gente mira tu tenaz pintura 
--atraviesa los siglos-- 
y comenta, no del todo consternada, 
tu terca inclinación hacia los fracasados. 

4/1/1997

lunes, 20 de julio de 2015

SONETO DEL RESPIRO

Soy yo mi prisionero y mi asesino, 
y la ordalía de los días turbios; 
ausente de mi bien, indiferente 
a veces, pierdo la mejora propia. 
Insulso y detenido rememoro 
horas pasadas y en ellas me instalo, 
y desmejoro la tenaz estela 
sabrosa, no culpable, del presente. 
Y ahogo dichas, y persigo el duelo, 
y desconcierto a la aterida mano 
que espera mi caricia, y no dispongo 
de generosidad para el error; 
es tiempo de adoptar otra postura 
para mí mismo, y de vivir tranquilo. 

2/1/1997

RELICARIO

Costosa ceremonia de los bienes 
abandonados a la desmemoria: 
uno llama a difuntos 
mientras que el otro, como un agua viva, 
te hiere y te abandona en lentitud. 

Dados lanzados sin pensarlo mucho: 
uno queda en las garras 
del tigre que no olvida sin ofensa, 
otro cae al pantano, 
otro se va rodando, sin frenarse. 

Dados, o runas; hienas 
que se mueven tranquilas 
y de pronto te atacan, o se ríen, 
y no podés quitarlas 
de tus días sin tregua. 

30 dic. 1996

CAPARAZÓN NUEVO

Como un puñal que nos espera a veces, 
oculto bajo un saco, o en la mesa 
de una pequeña habitación a oscuras, 
inmóvil, silencioso; como el frío 
que nos acompañó en la madrugada 
en que quisimos alcanzar a ver 
otra medalla, nada de lo mismo, 
y nos quedamos con lo cotidiano; 
recién nacido, inquieto; con cuidados 
de adolescente fiel a sus sentidos, 
de matrona que auspicia el regateo; 
desesperado y suave, melindroso 
como el anciano que no tiene sueño, 
como la perra si le llora el hijo. 

29 dic. 1996

sábado, 18 de julio de 2015

MONÓLOGO, FRAGMENTO (PRONÚNCIESE SIN PAUSAS)

Y leo, leo, leo, como un mar sin destino, 
y repito las formas, y no sé describirme 
--la descripción no ofrece camino ni consuelo--, 
y vuelvo a mis afanes sin importarme el costo, 
y abandono mi cuerpo, y abandono la vida, 
y no encuentro la paz de una voz o una mano, 
el gesto, la caricia que satisfagan mi hambre, 
y me repito terco, y estallo o me contengo 
indefinidamente, sin tapera o meandro, 
furioso de mí mismo, desorbitado y mudo. 
Facilidad del verso me aburre, desatino 
de la velocidad de los días iguales 
me obsede, pensamientos me atacan sin perdón, 
fatiga del amigo practico, sequedad 
de la dura palabra, seda sin firmamento 
de la palabra suave me siguen, alimento 
que no puedo tragar se acumula, vacío, 
en mi estómago idiota, indiferente, vago. 
Y hastío de mi rostro, y de mis manos torpes, 
y torpeza sin meta, sin epílogo, estéril, 
y desconsuelo siempre, martellato del triste, 
estorbo de mi propio deseo inalcanzable. 

10/12/1996

APUNTE AL AÑO (DICIEMBRE DE 1996)

Sin voz, perdido, me remonto a tu mitología, 
mitología nueva, personal, prepotente 
de todas las demás sensaciones, 
y abjuro de vos, y sin embargo vuelvo 
a tu horizonte virgen, y recuerdo noches tibias 
en que cruzarse de cama 
era consigna difícil de cumplir 
y sin embargo iba, volver a tus pezones 
como preludio de un sexo temeroso, 
los juegos del gallito, la faz resplandeciente 
por el deseo, la danza de la noche, 
la fruta de tus labios que no hablaban, 
recuerdo la nochecita en que conversamos a la luz de la luna, 
la sombra de las ramas, 
como un mendigo de palacios 
vuelvo a las fotos, y no puedo desexiliarme, 
patrón de las mujeres, 
diadema de la lujuria dulce, 
motivo del recuerdo, 
miro tu voz en todos los versos del pasado 
que dicen sin perdón, 
se suceden las trepanaciones, 
se eterna mi deseo de tu lumbre. 

9/12/1996

CULTIVO DE LA MUERTE

Pareja de la nieve, 
cóncavo espejo de final tersura, 
tu levedad o aliento, 
tu imagen desafiada, 
señales accesorias sin tu brillo. 

Oscuridad o altura sin reflejos, 
marmita y dentellada de la noche, 
esperada yacija, 
velamen de silencio, 
capa ambarina que devora pronto. 

Navaja repetida, 
captura sin retorno, 
la brevedad sesga al lozano, y sigue 
la ruta de las manchas 
de la vejez, y sigue el desarreglo. 

Precaria vocación sin la promesa 
del culto esperanzado, 
invitación al duelo presentido, 
rasguido inapelable 
de la guitarra de las cinco cuerdas. 

27/11/1996

DECREPITUD DE SALAS

Decrepitud de salas 
que juegan al mutismo de pasiones 
que allí se dieron: sus mesitas bajas, 
sus carpetitas, 
sus pisos, amarillos o alfombrados, 
ocultan la frescura 
de modos anteriores, 
difíciles de ver o repetir. 
Salitas viejas 
de olor cansado, 
cosidas por las olas 
de polvo engatusado en las cortinas, 
salitas de la taza 
de té junto a la anciana 
que muestra el álbum 
de fotos que se siguen como campos: 
su voz es una tumba 
risueña o melancólica, 
sus muros se abandonan al silencio. 

25/11/1996

jueves, 16 de julio de 2015

(s/t)

Tiempo de la señal, tiempo del oro, 
distante, reflejado; luminaria 
que no se aleja y sigue allá en el frente, 
precisa como el paso que no damos 
y que queremos; claridad del orbe; 
tiempo sin fines, completud eterna, 
exacta ligazón de los objetos: 
deja tomar el rojo por el rojo 
sin preguntarse el justificativo; 
luz y frontera, meridiano propio; 
y tiempo de la danza y de la fruta, 
escenario formal y tan colmado, 
siega del día, daga de la noche, 
sombra que no esperamos y nos roza, 
lápiz altivo que señala aristas. 

1°/11/1996

SONETO VEINTE, "LA TRUCHA", EN SI MENOR

Puerto seré de penas y poemas 
que no deslumbrarán al hombre bruma 
del día de hoy, mas por la inquieta suma 
descansaré mis doloridos temas. 

Recitador seré que al desconsuelo 
no comprometa, mudo por amable; 
recitador mental que más bien hable 
del tiempo con los hombres, por recelo. 

Callado y vil me sentaré a la espera 
del fuelle que compense mi andadura; 
caminaré sin rumbo, como cera 
consumiré mis días de pavura: 
más vale proclamar que no sé nada 
a que me lean --ansiedad odiada--. 

31 octumbre 1996

PLEGARIA

Aquí, con mis dos manos, y el silencio. 
Y la brisa se pierde, 
y no hay negociación o despedida 
perversa, y ni siquiera 
olvido, padecer, inmiscusiones. 

Sólo el mundo infinito, 
la posibilidad de la palabra, 
llave, o cadena, o ruego 
medidamente dicho, susurrado, 
con que nos permitimos 
la fe borrosa de la lejanía. 

29 octubre 1996

miércoles, 15 de julio de 2015

(s/t)

Una guarida apenas 
he conseguido alzar en este mundo, 
refugio incierto, 
medido, del recelo. 
Gruta interior de lapidar estados, 
gruta para el naufragio de caricias 
que mis dos manos pierden. 
O cruel paseo del tiempo, 
garita de las negaciones 
crecientes, consumadas, 
cesura que circunda un orbe 
reducido a recuerdo. 
O sólo temor precario, 
tal vez inquebrantable, 
de una sola palabra. 

29 octubre 1996

CICLO DE LA BATALLA

Promete sabiduría 
la larga fila cansada, 
la que desfila a los tumbos. 

Comejenes de paciencia 
la atacan --su rey proviene 
de arrecifes de coral--. 

La altiva noche se cierra 
sobre los cogotes tiesos 
de la fila, negro fuelle; 

olitas y dentelladas 
son los parejos ataques 
de los dos bandos opuestos. 

"¡Evohé!", gritan los peces, 
"¡evohé!", canta la noria, 
y un azul de asesinato 
se pasea por el puerto. 

"¡Evohé!", clama la fila, 
"¡evohé", los comejenes. 
(Todo final es incierto, 
pero la muerte es señora.) 

28 de octubre de 1996

(s/t)

Dirás, o te dijeron, o dirías 
"mirá, mirá la nube", 
"el pétalo", "la aldaba", 
y cada luminoso objeto 
que el azar en definida entrega 
muestra. Cruel meandro, 
no perdurable aroma. 

octubre 1996

BRILLO Y SEÑAL

Confusa melancólica herejía 
de los arrieros, triste canzoneta 
y su razón, que cólicos secreta, 
arrumaco de jíbaros, arpía 

desobediente y loca, desaciertos 
del húmero y su prole, campanarios 
de sol sin luz, cigüeñas que esteparios 
lobeznos comen --infusión--, abiertos 

campos tendidos, pipas desatadas 
--sudor y desenfreno y humareda--, 
panchos y dromedarios y vereda, 

llanero vil, indómitas majadas 
secas, silvestres, lisas, arenosas, 
confusas, melancólicas, pulposas. 

14 octubre 1996

lunes, 13 de julio de 2015

(s/t)

Pasión, pasión añeja, destemplada, 
pasión usada en tiempos de orfandad, 
cuando el silbido te salía a ratos, 
cuando mirabas más intensamente; 
pasión de las caricias entrevistas, 
pasión de historias que no se repiten, 
menoscabado tiempo del recelo, 
tiempo difícil, heredad perdida. 
Pasión enredadera, 
ex-valiente perrito 
que, hirsuto, ya no muerde; 
pasión como glicina, 
colgada del recuerdo 
enamorado y mustio. 

13-10-1996

(s/t)

Cristal, cristal, tu voz o siega, 
tu indómita, tu lumbre, 
cayado o seda que no me recorre, 
tu voz, cristal, tu siega, 
amatista que no podemos elegir, 
precioso relicario, 
sinceridad o precio de los ciegos. 

setiembre 1996

CORPÚSCULO Y SU TRAJE

Pura tensión o música 
sinfónica, metal, 
regueros vespertinos, 
casacas de arrabal. 
Pisos y madrigueras, 
insulso pretendiente, 
calefón o marinas, 
escala que no siente. 
Y hábitos desmadrados, 
golosinas sin sales, 
meseros y repisas; 
y pepitas tramposas, 
dientes como remeras, 
libros, tul y cornisas. 

setiembre 1996

sábado, 11 de julio de 2015

REQUIEBRO REVOLUCIONARIO

Cayó tu canción, cayó tu frente, cayó cruel el latigazo adusto 
del infante que en batalla conmemora al enemigo, 
cayó la polvareda sobre tu rostro --quedó cubierto de granito, 
infausta estatua que representa el orbe--, 
cayó en madejas la cerrazón impía, dura lumbre, 
cayó como centímetro fugaz. 

Luego, lentamente, y como deseando el papel de estaño de la regeneración, 
volvió a alzarse la arpía, 
se recompuso el viento, 
ardida tregua de clamor confuso, envuelta en el sistema 
--indescriptible ligazón de juntas--, faz o llave 
que injuria sin rodeos al opuesto, rico túmulo 
donde se pueden encontrar los albos. 

(Y un ámbito final, de cigarrillo, 
de acierto o pesa que recuperaría el estandarte altivo de los términos, 
de vaso o cerradura de combinar casacas, 
encasquetó los tremolantes cedros, conquistó el arrepentido puente, fijó la murmurada hiedra, 
devino soga.) 

11/9/1996

(s/t)

Racimo o voz que como sierpe indaga, 
que absuelve o que pervierte la promesa, 
honda raíz, intrépido madero, 
carilla despejada, seca noche. 
Voz o cigarro de anaqueles lisos, 
nervio que el ansia de jarrones ciega, 
arrinconada tácita elegía, 
callado firmamento, llave o bruma. 
(Si el arco regenera los ocultos 
de la oración, y el centinela advierte 
grises soldados que requieren lucha, 
arco será sin margen de cuchillo, 
adusto centinela que el contorno 
del enemigo seguirá en silencio.) 

10/9/1996

INSÓLITA

Por un instante el trino, por un tiempo 
la delicada pasión que resguarda 
la uña en el sonido, la compuerta 
sutil y laboriosa 
del encadenamiento, o la llave 
secreta y deseada 
del eslabón y el ciervo; por un lapso 
no mayor que el que liga un beso a otro, 
una caricia a otra, 
la desviación elemental, 
el presentido espacio, 
la suave respiración que atrae 
al aire y su madera, 
los almohadones blancos de la lluvia, 
la súbita estación del ocre. 

22 de agosto, 1996

viernes, 10 de julio de 2015

SENTARSE Y HAMACARSE

Pañuelo sin su gasa, campanario 
enmudecido, firmamento terco 
de estrellas o de brillos ya lejanos, 
innumerable, inmejorable suma. 
Osario, y su sudor, y letanía, 
y afán sin muesca, y pesimismo dócil, 
y recuperaciones, y desmanes, 
y sabios, y tullidos, y monsergas. 
(Si la acosada voluntad anuncia 
versos o vías de sentir lo muerto, 
y la enumeración lo facilita, 
la aldaba chueca de los resultados, 
las puertas entornadas, menosprecian 
tanta sutil labor, y la descartan.) 

1996 

(sin título)

Y su alta traición del dolor medido. 

Perder el orbe, resarcir el duelo 
y abandonarse a la quietud pareja. 

La cinta que te ciñe y que te ahoga. 
La ciega mirada. La compostura 
que reclamás. Ardidas 
noches, el desamor de cenicienta 
voz, el desasosiego, 
la cítara indiscreta y su cuñada. 

No compartir el vicio de la muda 
de piel o de emociones. La tranquera 
inesperada y tibia que no cruzo 
(pavor del protocolo). 
/ Los papeles, 
devoradores fieles. 

Un resplandor implora la ceniza. 

agosto 1996 

SONETO EN DESAMOR

Moneda limpia de la edad sin pausas: 
arrullos, su navaja predadora, 
trepanación artera, cabildeos 
que prometen tratar la nueva ausencia. 
Sacos y desunión que no resuelven 
la noche de los golpes: cucuruchos 
cansados, visitación de las hojas 
del otoño, cigarros sin aliento. 
Si ajuar desnudo, calesita terca, 
marrón del labio, repisa asomada 
al cuenco de la mesa y de las manos; 
canción desaliñada, contorsiones 
en mangas de camisa, devaneos 
y resoplidos, perdida retama. 

31/7/1996

jueves, 9 de julio de 2015

TEMÁTICA

La discreta amabilidad de un perro 
que mueve la cola para recibirnos, 
con sus zalamerías galantes 
y su hocico de medido encanto; 
o la mosca muerta en la mesa, 
y de lado, como si invitara 
a una tácita reflexión, 
herida sin piedad por el invierno; 
e incluso el árbol, 
su estabilidad azul de salvavidas, 
elfo oculto por el tiempo, 
esperanzado retoñar reglado: 
mensajes discontinuos 
que una conversación reúne, 
que una opaca pintura 
puede ilustrar, perdida 
en un cuaderno de bitácora joven, 
o que un cigarrillo pide 
relacionar, en el silencio ruidoso 
de una siesta entre papeles 
que hablan, sin descanso, de otra cosa. 

27/7/1996

ENTONACIÓN PROPUESTA

Y sin embargo, más. 

Sigue una ruta hasta perderse en llanto; 
la daga medita, recostada 
en el lujoso diván sencillo, 
la muerte próxima de una pradera; 
un libro calla. 
Y sin embargo, más. 

La pasión de los amantes nuevos 
resguarda la remembranza; 
el tiro de un fusil persigue 
a la paloma de los tres deseos; 
polvo guardan los armarios blancos. 
Y sin embargo, más. 

Un disco repite melodías 
de otra estación; una pincelada 
de humillación se dibuja 
en el rostro ajado de un viandante; 
lentos rugen los autos. 
Y sin embargo, más. 

24/7/1996

CANCIÓN

Tengo una canción azul, 
secreta, tez aniñada; 
su llama, su resplandor 
aparece por la tarde. 
Tengo una canción azul, 
azul como una campana, 
con un duende que sonríe: 
viene contento y descalzo. 
Tengo una canción azul, 
¿y quién quisiera escucharla? 
--Por mis dedos corre un río 
secreto, luz y penumbra.-- 

18/7/1996

POSIBILIDAD DEL ARTE

Labio de nieve, filigrana suave, 
capullo, su bordado, celosía, 
preñez y sombra, detenida estancia 
de la voz, de la brisa, de los puertos; 
desilusión, o atisbo, seguimiento 
y pérdida final, recrudecida, 
marea consecuente, oscilaciones 
del aire, fina trama; su repliegue 
es posterior al duelo, 
ínfima huella de la contextura 
varia, diversa, huida 
que no tenemos, breve pasadizo 
sellado, inexpugnable; 
no recompensa es el sutil tesoro. 

5/7/1996
 

QUEJA

Moneda impía, del rencor, tus ojos 
(dejame hablar así, que me consuela), 
y esa razón inapelable, el beso 
con que me clavaste en blando pasado, 
decime cómo los concilio, oh dulce. 

3/7/1996 

DONDE SE ASISTE A LA ASAMBLEA DE HOMBRES, Y SE EVIDENCIA QUE A CADA OPINIÓN CORRESPONDE UN TUFILLO

"Admito la ambición, no el infortunio" 
dijo un imberbe, y de su frente torpe 
se desprendió la sombra hitleriana 
que hubo inspirado su palabra necia. 
"¡Viva el cobarde, mueran los valientes!" 
afirmó, de otra parte, el emisario 
de voces conocidas, populosas, 
y un humillo partió de su cabeza. 
"¡Mejor la insidia, y la sutil lujuria!", 
"Quizá convenga que seamos viles", 
"Yo voto por la gula", se escuchaba, 
y vapores recorrían el aire; 
y, fascinados, mis ojos seguían 
la negra reunión del rencor y el tedio. 

2/7/1996 

GRACIOSA REPRIMENDA A QUEVEDO

Ceniza herida, menoscabo austero, 
sonrío de tu amor y sus dolores, 
porque el amor se acaba con la muerte, 
y aun antes, y la dicha, y la memoria. 
Temores de la muerte son cuidados 
enojosos en tan principal hombre, 
y recelar del día y de los muros 
--¡no se derrumben!--, achaque de viejos. 
Seis tumbas hubo en tu cansado cuerpo 
que, no contento del borracho paso, 
tuvo en sí mismo su santuario propio; 
hombre de amor a España, no tuviste 
paciencia o risa de tus finitudes: 
alimentaron tu paz con tu hastío. 

1° de julio de 1996 

miércoles, 8 de julio de 2015

EPIGRAMA

De todo sabes y a todo te refieres 
en ilusoria monserga, 
y es quien más te escucha quien más descree 
de tu patético blablá brillante, 
de tu oropel vacío, de tu vicio. 

26/6/1996 

ENUMERACIÓN TRUNCA

Mapeado de vos practico, 
enumeración de geografía 
tuya, moneda resguardada, 
insólito esplendor del piso 
piso, las cosas son reflejo 
de vos, el humo de la sopa, 
la gorra de mirada triste, 
el lento piso abandonado afuera, 
arremangado y vil y perfumado, 
el gorrión temprano y su sudor, la entrega 
y el villancico de un perro 
que espera Navidad y ladra: 
reflejo franco y reflejo neblinoso, 
osado reflejo, y tímido: 
todo posible reflejo viene, 
chubascos de canillas flacas, 
turrón perdido en una escalera 
que lleva al cielo, vereditas verdes, 
muebles sin crimen, ventanas sin paciencia, 
a veces otro rostro, 
otro dulzor, la suavidad, la brisa; 

25/6/1996 

ÍNDICE, MATIZ

No quepa duda de que la mañana, 
de que el cartero, 
de que, finalmente, el árbol. 
Un libro tiene, se le reconoce, 
las hojas se detienen en, el lomo, 
la cartulina azul de tu mirada. 
¡Cartero azul y mediodía frío 
y azul, árbol azul y libro azul, 
y mirada, mirada sin su rostro, 
azul, azul, mirada abecedario! 

23/6/1996

RETRATO OVAL

Un comedido piso 
modula el fuego de los cuatro torpes. 
"¡Eh!", dice el primero, "¿no amanece 
cuando cortamos nuestras uñas mudas, 
regueros de estación los ojos, 
y filtro nuestro adiós, molleja nuestros libros?"
"No supiste callar 
cuando el abeto dulce te impidió la huida. 
No tuviste valor 
para ser un mariachi de pestañas azules." 
"¿Y tu rojez, y tu altivez sin ceño?" 
"¿Y tu maroma, comisura chueca?" 
Callan los otros dos: 
su hermosura imposible 
tiene gorra de frío, manteca detenida. 

21/6/1996
 

ANOTACIÓN

La flor desilusión, 
el roce y la mañana presentidos, 
las evocaciones al borde de una mirada; 
el abeto topo, 
el confirmar que una lata muerde, 
la suave lepra del ocaso; 
o los mugidos de una vaca loca 
que orilla la etiqueta; 
o el ascensor que duda, 
que nos lleva a pensar en una muerte idiota; 
y el recelo de los labios que hemos disecado 
y que nos miran desde la vitrina de oro 
de todos los pasados sin presente; 
matices de un cuadro en ciernes, 
esbozados apenas, 
el de una constatación como la que reconoce 
el tam-tam monótono de una casetera. 

17/6/1996