tus pómulos sin mancha, tu costado
como viejo presagio de la luna,
tu mano seca, tu mejilla clara;
dónde seguir tu voz como reflejo,
tu paso, tu arrogancia, tus marinas
o ciervos de la noche, dónde tu arco,
dónde tu raso, dónde tu semblante.
(Y sigo en pesadilla, sigo en sombra,
sigo perdiendo mi porción de duende,
declina mi estatura, muere mi alma;
y vago por pasillos sin cohortes,
y me atormento en ansias sin destino,
como sin hambre, miro por inercia.)
6 mayo 1997.-
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