martes, 18 de agosto de 2015

LUCIDEZ A LAS OCHO DE LA NOCHE --OTOÑO--

Una pasión se acaba y otra nace, 
o es una sola, risa de la duda, 
y siempre la distancia, la sequía, 
raso y rastrojo, muérdago cansado. 
Una pasión se instala, la otra muere, 
siempre una sola, labio de la noche, 
pasión de la herejía, del secreto, 
de cinco dados --callan señalando--. 
Y vienen y me atacan, se santiguan 
y me abandonan, y los vasos crujen 
y dicen sus murmullos que me quieren, 
que quieren más, y el hábito precisa 
otro poema, y de este desamparo 
sólo logro agotarme de vigilia.

17 abril 1997.-

miércoles, 5 de agosto de 2015

POEMA INDAGATORIO

Cabellos azul, o tu medida cierta, 
tu paso, detenido en el alfanje 
pulido, receloso, de la noche, 
noche de luna llena, de silencios 
y pactos declarados, de diamantes 
que separan tu rostro de la brisa 
azul, desobediente, de la llama 
que cincela el precioso calendario 
de las edades de tu barro antiguo, 
aquel que marca plantas y baldosas 
para la siesta, aquel que recupera 
el gran abismo y la cosecha verde 
de la canción del olmo y su cayado, 
paso preciso, clave demorada 
en la modulación impredecible 
por la que vemos que los dos motetes 
de todo cuerpo nunca son iguales 
a los de cualquier otro, que son nuevos, 
y siempre, y sin embargo se repiten 
de amada a amada, huellas de un otoño 
que no se acabará, constelación 
común a cada rostro, a cada imagen. 

(16 abril 1997.-) 

FORMULACIÓN DEL ALMA

(soneto de la lluvia)
¿Y qué regresa cuando vuelvo al verso, 
cuando renacen las palabras frutos, 
cuando formulo las blancas edades, 
la brisa, los abetos, las distancias? 
¿Y qué regresará de mi recuerdo, 
o de mi vista, o de mis desencantos, 
qué recupero, qué logro enunciar, 
para qué son estas palabras de agua? 
Palabras como sierpes, como alientos, 
palabras torpes, relicarios dulces, 
pasiones, pensamientos, remembranzas; 
palabras detenidas, con dobleces 
o lisas, amalgama de la siembra 
de ayer y de mañana, de los labios. 

9/4/1997.-

lunes, 3 de agosto de 2015

CAFÉ CON LECHE EN ESTACIÓN MITRE

(irregular)

Máscara de los metales de la siembra, 
tu voz ya no inaugura el sueño, 
y hay que perderse en el umbral de anoche 
para recuperar la claridad deseada. 
Tu voz y tu disfraz 
si todos los temores se me presentan 
en doble rostro y con palabras de uno 
que nace a cada instante, 
que se refugia en el diván de las caricias 
en el que ya no puedo perseguir la noche; 
tu voz y tu disfraz, y el costado turbio 
que toda desolación promete. 
(Y callo mi cierzo por poder seguir 
el otro rostro de tu voz, nacido 
bajo el mal signo de la luna llena, 
y anoto la victoria sin ropaje 
de tu disfraz sobre mi canto seco, 
anotación sin mácula de tregua.) 

8 abril 1997.-

POEMA IDIOTA

No me nimbó tu boca de diamante. 
Por la esperada orilla 
del sueño o de la luz 
no regresó tu receloso paso. 
Tu boca de diamante 
no resolvió el azar de la pregunta 
que me detiene altiva. 
Tu receloso paso 
no caminó mi espalda como signo 
que condujera al alma de los ciegos. 

(Orilla del silencio, 
trazo de luz de la salida al este, 
conmemorado brillo, 
callada sierpe de dolor nocturno.) 

Si tu secreto finge la amenaza 
de la estación del ave, 
si tus armarios guardan la premura 
del rostro y del espejo 
--ranura firme de reseca boca--, 
tu simulacro forma la figura 
del déspota manchado; 
y si algo he de guardar, 
si algo es valioso como casa o niño, 
ya no es tu raso, ni tu valentía, 
teñida como estás por el rencor. 

¿Qué sucedió? ¿Qué gigantesco golpe, 
remolino de roca, 
rasgó de pronto tu elevada efigie? 
¿Qué muro, qué vasija, qué cuchillo 
te quitó el alma, 
raptó tu voz para llevarla lejos? 
¿Por qué razón tu paso adormecido 
ya no levanta brisa, 
ya no respeta mi ración de duende? 
¿Dónde quedó la aldaba 
de todos tus secretos? 
¿En qué rincón se demoró tu siega, 
ramo de cuerpos, carta de la noche? 

Tu voz, o tu semblante, disecados. 
Callo mis ojos por perder la magia 
de los días pasados, 
pero me queda su aire; 
de tu otra voz contemplo la belleza 
en fotos, en reflejos. 
Te negaré como a ocasión perdida. 

24/3/1997