--¡La morisca, la morisca,
la que cortó mis cordones!
¿No la vides, fiel Mudarra?
¡Malhaya mil maldiciones!
--¿La cuál morisca, oh rey Nuño,
la de treinta o la de doce?
--La de treinta, el mi vasallo,
la que viste pantalones.
--¿Y en qué mal momento fue
que te cortó los cordones?
--Éramos de retozar
entre los prados y flores;
yo llevaba zapatillas,
las rojas, las de la corte.
Y me dormí, y ella quiso
chancearse, y en mis cojones
anudó, ¡maldita sea!,
nudo de rojos cordones.
--Aquesa morisca es Zaida,
la mi amante, que engañóme,
y vos también, mi señor.
¡Mofa seré de canciones!
Pero yo me vengaré.
--Calma, Mudarra, que opones
a mis reales derechos
flor de vasallo sin dones.
--Ya veremos, mi señor,
si logro entrar en razones.
3 setiembre 1997.-