Luego de gran incordio, de promesas
vagamente cumplidas, vasos rotos
en la oquedad precisa de la noche,
mazos y prendas, libros y medallas,
recuperar la rosa. (El cigarrillo
no pudo nunca dibujar la rosa,
su labio confundió con avellanas
la rosa.) Y comenzar por lo más simple,
no rosa como símbolo del hambre,
no rosa como símbolo. La ausencia,
la dejadez, el morbo, la postura,
decapitaron rosas. La mañana,
luego de larga fiesta del exceso.
(Aroma. Deshojar. Jarrón. Enhiesta.)
Poema intento, apunte; no sabemos
qué tiene el resplandor, la lejanía
velos corrió sobre su faz, qué pausa
de ingratitud. Error seguramente,
quizá me olvide, viento de paredes,
la grasa y la traición. Quizá no sepa.
2 setiembre 1997.-
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