tanta ventaja en eso del recelo,
ni voy a visitar la desventura
de recordar las noches de placita.
No voy a referirme a la medalla
de tu mirada, filo del deseo,
ni voy a repetir que una tortura
es lo más mío en mí de hace unos años.
(Tortura de no verte con los ojos
de aquel que sabe que es correspondido,
tortura de no verte casi nunca;
tortura fiel, ardida, cotidiana
la de encontrar amada en cada puerta,
y en el azul, y el agua, y el silencio.)
1° de mayo 1997, medianoche.-
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