la música no se quema!
Detonan cuatro platillos
en mi espalda. No me olvides.
¡Zumba, zumba, zumbadora,
los violines enloquecen!
Renacen cuarenta acordes
con la vendimia. Te quiero.
¡Zumba, zumba, zumbadora,
película, mate y bombo!
Cuatrocientas timbaletas
se entretienen. Viejo amor.
¡Zumba, zumba, zumbadora,
quena que ardió, entristecida!
Si cuatro mil cornetines
salmodian, se va tu acento.
2 mayo 1997, media mañana.
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