confecciona esta bruma sin sosiego?
Mi paso pide besos, y el antojo
de verte se transforma en simpatía.
¿Dónde te fuiste, dónde tus caricias
se pierden, prevenidas y distantes?
Cuido mi labio de decir tu sombra,
y me abandono a los recuerdos torpes.
Porque tu faz brilló en la madrugada
buscando con deseo mi estatura,
y tu perfil luchó contra el rechazo;
y ahora caigo en el embrujo inútil
de querer encontrarte, de tenerte,
de perseguir las aguas de tu piel.
6 mayo 1997, 6 1/2 mañana.
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