Tu resplandor, Clarissa, me entretiene
en estos días pobres o confusos,
días del hambre, de la vestimenta,
de pronunciar qué tal y no sentirlo.
Tu resplandor, o tu callada efigie,
o algo que está en la foto y que no está
para los otros, tu mirar severo
o la elección futura. Tu tapado
no pega con la idea de tu voz,
o aún no lo acepté. Se ubica al centro
el cello, guarecido en el estuche.
Como preciosa gema rescatada.
¿Cómo llegaste a actuar en La Segunda
Patria? Volvés, en estos días turbios,
a la dorada juventud prevista
del film. Acaso no serán seis tomas
las que han quedado en mí; pero "Clarissa"
es otro nombre, hoy, en los recuerdos.
17 junio 1997.-
Murió en Madrid, con frío en las entrañas;
en vísperas de amor. Nunca compuso
cuento o novela malos, o rompió
todo fallido intento. Compensaba
su ausencia de vivir con estatura:
hallabas en su frente lejanía,
visos de resplandor. Dejó en sus textos
vivísimas mujeres --no es exacto
el adjetivo--. Su conversación
fue otro regalo para los amigos.
16 junio 1997.-
La mano; el violinista; las arterias;
el escritor; el paso; el obsesivo.
¿Con quién me quedo? ¿Cuál de mis parcelas
de cuerpo o de dolor puede nombrarme?
Nombre o conjuro de mi yo plural;
o ríspido resumen en un verso
de mí. De mi tristeza. De la mano
del violinista loco. Tantos días
de recabar la sombra. Duele el goce
que no se alcanza. Y el que me prometo
en el olvido o niebla de otro rostro.
Duelen las horas que reclaman alce,
abrazo, cerrazón, puñal, espera.
¿Quién me daría cuenco de retama?
¿Con qué emoción pudiera la penumbra?
Tanto momento de licor cansado
se encierra en este enjuicie. ¿Quién diría
que la colina se tornó reproche?
¿La plaza una estación? ¿Qué más pidiera
que regresar a parras, al aroma
de una curtiembre? ¿Qué no prometiera
por ver que mis palabras o mi aliento
dijeran otra vez o respiraran
el río en que me hundí, costoso mito
de la otredad de mí? Y hoy calabazas,
y giros, y cadáveres, y arena.
16 junio 1997.-
Cariño de la llama,
felicidad del viento,
si no te busco pierdo mi destino,
pero tampoco aparecés. Callada
en tu estación, me inclino a la desdicha,
no logro dar con formas de tu aliento;
callado, demorado,
hago vivienda en fríos, en ventiscas.
Se me piantó Galicia: desvarío
en once y siete sílabas, locura
de los reflejos. Pierdo mi comida,
o no la pruebo, y vos con tu semblante
contra mi hacienda. Como ves, es gesto
que peca de anacrónico: los versos
son otra forma de llegar al morbo:
temblor de cuerpo y voz, desatendidos
el labio y la mejilla, abandonados
los ojos, condenados a vagar
entre maderos de menor valor.
Y encima el texto que no llega a tu ángel,
el diálogo fingido, monosílabos
cuando te enfrento, poca maña, muda,
para decirte che, qué mal me hacés
--pecando de canyengue contra el Álvaro--.
Y dejo para un próximo poema
las conclusiones obvias.
14 junio 1997.-
Tu mano lisa pudo la ventura
de acariciar las cuerdas o pasajes
hacia otro aroma, mano como remo.
¿Dónde buscar tu mano lisa, dónde
formar o ver tu cuerpo que no cesa?
Y sin embargo te percude el tiempo,
naciste, ya la arruga te adornara.
Pero tu cuerpo, inmóvil en la foto,
pero tu mano, sosteniendo el cello,
pero tus ojos --hacia dónde miran--.
¿En qué momento estás, en qué momento
te tiene el blanco y negro, qué querías,
dentro del film, y qué quería Hermann,
cuándo sabré qué cuándo te refleja?
14 junio 1997.-
Llaveros, o riberas, o limosnas,
todo mezclado, puro maremoto,
y cuando menos se lo espera el ágil,
monedas de estación, acompasadas.
Llaveros, o riberas.
Maderos, o metal. La lamparita.
La bola de aluminio. La difunta.
Todo mezclado, pero, de repente,
clara estación de la cosecha sana.
Maderos, o metal.
Y así la despedida,
el largo arroz, la ropa,
la noche de costado,
cielo al revés --Solanas--.
Así la despedida se digiere.
Asado de los muertos,
sifón de los occisos,
todo cosecha negra,
y volver a empezar:
asado de los muertos, que nos comen.
Un ciego corrigió la adivinanza:
le puso piedras, cruces y vertientes.
12 junio 1997.-
"Caricias del no haber. Siento que cae
la lluvia, o su destino,
ramo de sierpes de estación fingida.
Mi cuerpo y mi no cuerpo.
Los ojos del verano que perdí.
Abeto de los tristes."
Cuando acabó los desesperos pobres,
la lucha de las sombras,
el consentido dolo,
quiso esperar sifones del olvido,
cruentas vacilaciones.
Pero su frente torpe se acordaba
de la canción inútil de la siembra.
¿Y cómo repetir las aventuras,
cómo vencer el orbe
de su armazón? "Callado recompongo
sin conseguir, no obstante, la alegría.
Me deshago en vahídos.
Soplo del quejumbroso."
(Es necesario repasar la pena
y los hallazgos de la adivinanza.
Dejemos los temores.
Esto es canción, y dudas --sus matices--.)
10 junio 1997.-
¿Qué puedo, si imposible vos, probar,
qué queda hacer? Y no es escribir versos
por escribir, sino por protestar,
por intentar conjuros. Son diversos
los modos de dolerse, y el que elijo
es el vano dolor de los poemas,
modo de siembra en el que quedo fijo
a una canción sin tacha (siempre emblemas
que uno y desuno, pasos por la vía
de mi pesar, por cruentos derroteros
de tu imposible, siempre la casida
de los recuerdos: ardo como impía
disolución en morbo, sumo austeros
reflejos de tu ser, cumplo mi herida).
10 junio 1997.-
Callás. No das azul
de tu canción de mar.
Tus gestos me detienen
como si fueran muros.
Hay algo azul, azul,
que me convoca a vos.
Muros de madreselva,
lenta canción sin fueros.
Y por la senda de los imposibles
me entero de tu risa. No lamento
los imposibles. Risa tan al frente
como un balcón y muro, como un arpa
con solo de soprano. Lentitud
de calle amanecida, de borracho
de tu esplendor. Ardilla del que muere
y ronda en torno a vos, como una sombra
digo y desdigo la confusa pena.
Si nunca acordarás
labio o sombra de tez
en la noche precisa,
recordaré los sueños;
si jamás te oirá
risa a mí de tu faz,
perderé lozanía,
seré tu amigo pulcro.
7 junio 1997.-
Libro absoluto, libro
como mano del ángel,
potente sortilegio
de volver a sus páginas
a cada instante, cada
palabra como joya,
palabras con presagio,
constante referencia,
idea, luminaria,
libro inhallable, libro
como preciso sueño.
6 junio 1997.-