qué queda hacer? Y no es escribir versos
por escribir, sino por protestar,
por intentar conjuros. Son diversos
los modos de dolerse, y el que elijo
es el vano dolor de los poemas,
modo de siembra en el que quedo fijo
a una canción sin tacha (siempre emblemas
que uno y desuno, pasos por la vía
de mi pesar, por cruentos derroteros
de tu imposible, siempre la casida
de los recuerdos: ardo como impía
disolución en morbo, sumo austeros
reflejos de tu ser, cumplo mi herida).
10 junio 1997.-
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