domingo, 3 de enero de 2016

TRÍPTICO DE LA DESHONRA

"La humillación no tiene límites." 
(El Gabo.) 



Una bujía en una pieza oscura, 
una canción en un silencio muerto, 
la calma del tabaco en la ansiedad, 
un beso, una caricia en la distancia. 

Mi alma pide sosiego, 
manos mi desazón, ternura mi hambre, 
una guitarra tenue, 
un libro como silla 
quiere la soledad de mi silencio. 

Y mientras tanto miro, en la ventana, 
los seis barrotes tristes del hastío, 
y mientras tanto, con indiferencia 
y a la vez con temor, escribo versos. 

(Versos o la plegaria de la noche, 
versos cansinos, versos 
como una dentellada al infortunio, 
masticación amarga, derrotero 
de un hombre sin amada.) 


II 

Brillo tuvo esta sombra 
otrora, cuando el viento 
meditó su impotencia 
contra mi ser y, cauto, 
doblegó en inclemencia ajenas cañas. 

Entonces era fuerte, 
entonces respiraba 
sanidad, y a mi lado 
una mujer sin sable 
me murmuraba frases de esplendor. 

Tiempo perfecto, brisa 
que en mí posó su ciencia, 
ahora la añoranza, 
la sequía potente 
me lleva a cultivar versos sin sueño. 

¡Indiferente el mundo, 
clavado en su postura, 
me obliga a ejecutar 
la danza del olvido! 
(Pero me niego, sigo en la aridez.) 


III 

(Y, tenido por mí, 
prolongo escritos de saber dudoso, 
y dejo el azorarme, el sorprenderme 
ante la lámpara, el pincel, el musgo. 

Lugarteniente Swann, 
conjuro sierpes, incremento pausas. 
Lugarteniente Swann, rememorable 
como en el hijo gesto o simulacro.) 


9 mayo 1997.- 

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