oculto bajo un saco, o en la mesa
de una pequeña habitación a oscuras,
inmóvil, silencioso; como el frío
que nos acompañó en la madrugada
en que quisimos alcanzar a ver
otra medalla, nada de lo mismo,
y nos quedamos con lo cotidiano;
recién nacido, inquieto; con cuidados
de adolescente fiel a sus sentidos,
de matrona que auspicia el regateo;
desesperado y suave, melindroso
como el anciano que no tiene sueño,
como la perra si le llora el hijo.
29 dic. 1996
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