Perder el orbe, resarcir el duelo
y abandonarse a la quietud pareja.
La cinta que te ciñe y que te ahoga.
La ciega mirada. La compostura
que reclamás. Ardidas
noches, el desamor de cenicienta
voz, el desasosiego,
la cítara indiscreta y su cuñada.
No compartir el vicio de la muda
de piel o de emociones. La tranquera
inesperada y tibia que no cruzo
(pavor del protocolo).
/ Los papeles,
devoradores fieles.
Un resplandor implora la ceniza.
agosto 1996
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