abandonados a la desmemoria:
uno llama a difuntos
mientras que el otro, como un agua viva,
te hiere y te abandona en lentitud.
Dados lanzados sin pensarlo mucho:
uno queda en las garras
del tigre que no olvida sin ofensa,
otro cae al pantano,
otro se va rodando, sin frenarse.
Dados, o runas; hienas
que se mueven tranquilas
y de pronto te atacan, o se ríen,
y no podés quitarlas
de tus días sin tregua.
30 dic. 1996
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