la delicada pasión que resguarda
la uña en el sonido, la compuerta
sutil y laboriosa
del encadenamiento, o la llave
secreta y deseada
del eslabón y el ciervo; por un lapso
no mayor que el que liga un beso a otro,
una caricia a otra,
la desviación elemental,
el presentido espacio,
la suave respiración que atrae
al aire y su madera,
los almohadones blancos de la lluvia,
la súbita estación del ocre.
22 de agosto, 1996
No hay comentarios.:
Publicar un comentario