jueves, 16 de julio de 2015

PLEGARIA

Aquí, con mis dos manos, y el silencio. 
Y la brisa se pierde, 
y no hay negociación o despedida 
perversa, y ni siquiera 
olvido, padecer, inmiscusiones. 

Sólo el mundo infinito, 
la posibilidad de la palabra, 
llave, o cadena, o ruego 
medidamente dicho, susurrado, 
con que nos permitimos 
la fe borrosa de la lejanía. 

29 octubre 1996

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