sonrío de tu amor y sus dolores,
porque el amor se acaba con la muerte,
y aun antes, y la dicha, y la memoria.
Temores de la muerte son cuidados
enojosos en tan principal hombre,
y recelar del día y de los muros
--¡no se derrumben!--, achaque de viejos.
Seis tumbas hubo en tu cansado cuerpo
que, no contento del borracho paso,
tuvo en sí mismo su santuario propio;
hombre de amor a España, no tuviste
paciencia o risa de tus finitudes:
alimentaron tu paz con tu hastío.
1° de julio de 1996
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